En mi casa te encuentras purpurina en la toalla. Sí, me ha
pasado hoy cuando me lavaba las manos al volver de la calle. Purpurina dorada.
En mi salón, además del mobiliario habitual, también tengo una cabaña. Bueno, realmente no es mía. Es el lugar favorito de mi pequeña. Donde se mete con sus rotus, sus muñecos y se esconde del mundo.
¿Quién no ha tenido un lugar así en su infancia?
Mi casa a ratos es un pequeño (o gran) caos. Mientras la
pequeña investiga cómo va a decorar su nuevo paquete de slime (no sucumbáis si
no queréis moco pegajoso en cada silla del salón, por muchas advertencias que
hagáis, o se quita de su altura o nada); el mayor (¿Cuándo ha sido que creciste tan rápido, hijo?) está
manteniendo una conversación con sus amigos mientras me dice que es “la
última”. ¿Os suena a las mamás de preadolescentes?
En mi casa hay libros, música. Y luz. Y colores. Y sueños.
Y en esta etapa que hemos pasado y esperemos que se quede en
pasado, no puedo más que dar gracias a la vida por haberme puesto aquí antes, a
tiempo para poder tenerla bonita y preparada para que sea el hogar que es. Cada
día un poquito más. Lujos, poquitos; ahora, eso sí, tranquilidad y
sobre todo, felicidad. Porque eso es lo que nos quedará el día que digamos
adiós. Los momentos compartidos, los instantes vividos. Los recuerdos, al fin y al cabo.
Así que hoy solo te deseo que vivas cada momento en el que
estás. Porque la vida ya nos ha puesto una prueba bastante importante por
delante. Vive y sé feliz.
Echo de menos la purpurina... 😉... Era más fácil entonces... 😘😍💞
ResponderEliminarSiiii!! Yo estoy aprovechando ahora y aprendiendo a llevar la primera parte de la etapa que está a punto de llegarnos con mi grande y tu peque. Espero que nos lo pongamos asequible...🌟😘
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