¿Cuántas veces has escuchado esta frase? Yo, millones.
De escritores, de poetas, de músicos. Al fin y al cabo, de
creadores de lo que sea. Es así.
Pero también es cierto que te puede pillar en cualquier
sitio.
Si abro mi bolso, siempre hay una libretita, una agenda, un
bloc… y un bolígrafo. Es algo que me acompaña desde siempre, como esos bolsos,
cada vez más grandes. Y es que ahora además la libreta tiene que tener un
cierto tamaño y llevar encima algunos colores para que mi peque pueda dar rienda suelta a su imaginación, su creatividad
y pueda dibujar. ¿Y sabes? Me encanta que así sea. Ahora mis notas suelen estar
decoradas por sus dibujos.
Por mi parte, he de confesar que no me he considerado una
persona especialmente creativa. Sin embargo, tampoco me suelo encontrar delante
del ordenador o del papel con el síndrome del folio en blanco.
Y yo creo que es porque siempre me ha gustado escribir.
En estos días me ha dado tiempo de recuperar algunas cartas
de los primeros años de universidad.
¡Qué bonitas! ¡Cuántos sentimientos y
cuántos momentos vividos hay en ellas! Y sigo, ahora en forma de mail, en forma de post en el blog
o de compartir en redes sociales.
Ahora, en casa, sigo manteniéndome fiel a esa libreta, a esa
hoja donde anotar una frase que quiero guardar para mañana. Un texto que me
inspira o con el que me siento reflejada. Y sí, en cualquier rincón de casa
también hay bolígrafos y papel.
Serán las influencias de haberme criado con el aroma de
libros recién comprados (en mi caso a punto de venderse); libretas que
esperaban a sus dueños para comenzar a albergar historias; de folios en blanco
donde soñé mil historias.
El aroma de los lápices, la precintada blancura de las hojas de una libreta ❤
ResponderEliminarY el amor a los bolígrafos de colores.
Qué bonito, qué imágenes me traen esas palabras y esos "simples" objetos que tanto pueden hacer volar la imaginación.
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