Ir al contenido principal

De colores



Como esa canción que recuerdo de pequeña, ‘De colores’, desde hoy quiero pintar mi vida, tanto personal como profesional de colores. Habrá días para todo, pero quiero que sean colores llenos de vida, colores que inviten al optimismo…  Porque, tal y como está la cosa, lo que necesitamos es precisamente dejar de caer en lo fácil y ese pesimismo generalizado que nos rodea y nos arrastra…

Desde hoy quiero mirar a un horizonte azul como ese tan enigmático que tenemos en cualquier rincón de nuestra privilegiada Costa Tropical y ofrecer a todo aquel que se asome a este rincón personal y profesional un poco de aire fresco.

Después de más de un año muy complicado para mí en muchos aspectos, hoy quiero que mi vida profesional sea precisamente lo que yo quiero que sea. Me ha costado, que nadie crea que estar parado más de un año es un camino de rosas, y menos en el año 2012 y en España, y creo que no hay que dar más detalles. Pero en este tiempo también me he dado cuenta de qué y quién (quiénes, afortunadamente), valen la pena. A qué palabras o gestos hay que hacer oídos sordos y con cuáles quedarse.

Y me quedo con todo el cariño que me han dado los míos, los de verdad, los de siempre y los nuevos, a los que veo cada día y a los que veo algo menos de lo que nos gustaría. A todos, gracias. Porque todos vuestros gestos de apoyo, de compresión, de ánimo… Todo eso me convierte hoy y de aquí en adelante en una persona que va a trabajar muy duro, claro, pero que afortunadamente va a ver la vida de otros colores.

Estoy inmersa en proyectos, en ideas que van a dar su fruto y que me van a permitir ser lo que quiero ser realmente. Hacer lo que quiero hacer, y que no es otra cosa que comunicar… Lo que llevo haciendo desde siempre, lo que me llevó a elegir la carrera de Periodismo, lo que me ha hecho disfrutar de cada uno de los trabajos que he tenido y que me hará disfrutar de esta nueva situación.

Sí, lo tengo claro. Me hago empresaria a pesar de los tiempos que corren. Autónoma, nada más y nada menos. Y es que este tiempo me ha servido para darme cuenta de que cuando haces las cosas con cariño y con el corazón salen bien, así que lo tengo todo puesto en este nuevo proyecto. Haré mil cosas, claro, pero mil cosas que aportarán a mi vida más de mil colores. 

Comentarios

  1. Estoy seguro de que esta nueva etapa será todo un éxito. No solo porque eres una gran profesional, sino también porque eres una tía cojonuda. Y aquí estaremos los demás para animar siempre que sea necesario.

    Mucha suerte, que tampoco está de más.

    Un beso fuerte.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Como siempre, gracias. Gracias porque a pesar de los años y la distancia sigues siendo esencial en mi vida, tanto personal como profesional. Gracias por tus ánimos. Gracias por tus palabras. Y gracias por desearme suerte!

      Otro beso enorme.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Unas capas más abajo, ahí es

Como si de una cebolla se tratara. Así creo que somos los humanos. Nos ponemos capas y más capas. La capa de quedar bien ante el qué dirán. La capa de lo que dicta la sociedad. La capa de mi propia autocensura cuando escribo, aunque esa vaya unida a la primera y a la segunda. ¿Cuántas capas tienes tú? Pues yo me estoy quitando. Poco a poco, claro, pero en el camino. Tampoco es que vaya a ponerme a andar desnuda, aunque me cuentan que el naturismo una vez lo empiezas no vuelves atrás. Quizá haya que probarlo. Las que sí me estoy quitando son las interiores. Como digo, muy poco a poco. Con mucho trabajo,   mucho esfuerzo y mucho tesón. Sangre, sudor y lágrimas que se dice también. Y mira, sangre no, pero sudor y lágrimas unas cuantas. Y no lo oculto, porque ningún proceso es fácil. Pero una vez que te vas quitando capas, sí que sientes esa liviandad. Y ya, igual que con el naturismo, no quieres volver atrás. Foto de Karolina Grabowska

No querer volver

Hoy recupero un texto que no es mío, es de María Robles, psicóloga co-directora de Essentia, Psicología y Bienestar, con el que no puedo sentirme más identificada. Resulta que yo -persona social y de calle donde las haya-   tras salir lo justo e imprescindible desde el pasado 14 de marzo, tras quedarme en casa en este confinamiento y pasar muchísimas horas conmigo misma o con mis hijos, no tengo ganas de volver. Y María lo explica a la perfección, como si hubiera entrado en mi cabecita. No quiero volver a lo de antes. A las prisas. Al hoy no puedo pararme. A la falta de aire. A ir corriendo a todos sitios y a pesar de ello no llegar. Por supuesto hay muchas cosas, y personas, ahí fuera que echo de menos. Por supuesto, me apunto a volver a sentir el tacto de la arena bajo mis pies. A sumergirme en el mar y sentir su frescor tras horas de sol. A viajar, conocer nuevas ciudades o volver a patearme las ya conocidas. Claro que sí. Pero por encima de todo me he propuesto se

En mi casa

En mi casa te encuentras purpurina en la toalla. Sí, me ha pasado hoy cuando me lavaba las manos al volver de la calle. Purpurina dorada.  En mi salón, además del mobiliario habitual, también tengo una cabaña. Bueno, realmente no es mía. Es el lugar favorito de mi pequeña. Donde se mete con sus rotus, sus muñecos y se esconde del mundo. ¿Quién no ha tenido un lugar así en su infancia? Mi casa a ratos es un pequeño (o gran) caos. Mientras la pequeña investiga cómo va a decorar su nuevo paquete de slime (no sucumbáis si no queréis moco pegajoso en cada silla del salón, por muchas advertencias que hagáis, o se quita de su altura o nada); el mayor (¿Cuándo ha sido que creciste tan rápido, hijo?) está manteniendo una conversación con sus amigos mientras me dice que es “la última”. ¿Os suena a las mamás de preadolescentes? En mi casa hay libros, música. Y luz. Y colores. Y sueños.  Y en esta etapa que hemos pasado y esperemos que se quede en pasado, no puedo más que dar gracias a la vi