Hoy que me voy encontrando más
fuerte, que ya no es una odisea ponerme un pantalón, subir las escaleras o
simplemente sentarme en un sofá. Hoy que no necesito pedirle a mi hijo que me
ayude a ponerme los calcetines. Que ya voy andando cada día un poquito más.
Hoy he dejado atrás ese malestar
por los biberones, ese miedo por si tampoco era capaz de amamantar.
Hoy puedo decir que estoy mucho
más animada que estos días atrás en los que quienes han estado a mi lado han
visto mi peor cara. Esa que nunca me gusta mostrar. La del llanto, la tristeza
a pesar de ser feliz…
Hoy toca dar las gracias. A la
vida que me ha dado la posibilidad de dar una nueva vida a este mundo.
Bienvenida, Carla. A mi marido por todo el apoyo en estas semanas que se me han
hecho eternas. A mi hijo, Hugo, que tanto tanto me ha ayudado y con el que
tengo muchas cosas pendientes por hacer. Retomaremos en breve, cielo.
A mi hermano, mi madre, por
estar. A mi padre, porque aún estando más lejos también ha estado. A mi familia
en general, por supuesto, a mi suegra, esas comiditas me han ayudado a ponerme
más fuerte. Mis amigos, los que habéis estado a mi lado más a menudo y también
los que a pesar de estar más lejos también lo habéis hecho. Y sí, también a los
que ni siquiera saben que he pasado una de las etapas más complicadas de mi
vida.
A las nuevas personas que han
entrado en mi círculo de vida y que con simples palabras de apoyo te hacen los
días más fáciles.
Pero hoy hay una persona que
siendo una gran profesional en mi caso ha traspasado esta frontera. Mi matrona
ha sido estas semanas mucho más que la persona que te da consejos, charlas de
preparación al parto… Ha sido un apoyo esencial en esta recuperación. Un bastón
firme donde me he podido apoyar en todo momento, dentro y fuera de las horas de
trabajo. Y es que eso en estos días no es tan fácil de encontrar.
Por esos abrazos, esos besos,
esas risas y esas lágrimas que hemos compartido. Por ese cariño que me has dado
desde el día cero que pisé tu consulta. Por eso, GRACIAS ETERNAS. Contigo ha
sido más fácil. Nunca cambies, tus niñas te vamos a seguir necesitando.
Gracias, Carmen Ruiz Vidoy.
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