Si me gustan los meses como
septiembre es porque suelen llevar implícito el comienzo. Y en mi caso este mes
va a ser el comienzo de muchas cosas, de retomar otras y de ir diciendo adiós
también. Pero lo más importante es que este mes lo empiezo con mucha alegría e
ilusión.
Nunca el esfuerzo o sacrificio ha
sido una barrera que me ha impedido conseguir lo que me he propuesto. Y de
verdad que ahora los retos son grandes, el esfuerzo va a ser importante, pero
sé que habrá muchas manos a mi alrededor para ayudarme en este camino.
He estado bastante desconectada
del blog, algo más ausente de lo que era habitual en mí en redes sociales… Y
ahora no soy capaz de decir con qué asiduidad podréis leer más post, porque
seguramente tiempo me va a faltar.
Eso sí, la ausencia ha sido
motivada por los entrenamientos (en referencia al último post, al final me
enganché a esto del running, aunque lo tengo momentáneamente aparcado hasta que
pueda volver a ponerme a ello), y sobre todo por la toma de decisiones.
Decisiones que muchos ya conocéis y que poco a poco iré contando a las personas
más cercanas que aún no estén al día.
Continuaré con cosas que me han
hecho mucho bien como el inglés, pero que sobre todo han traído a personas
importantes a mi vida (Chicas!! Hay que seguir!! Y si yo puedo, vosotras
también!!). Habrá cambios, mi implicación en el colegio de mi hijo seguro que
seguirá, pero voy avisando que será más pausada. Y a partir de ahí, sobre todo,
dedicaré tiempo a lo más importante, mi familia, que son los que se lo merecen.
Así ha sido mi mes de agosto. 31
días para ellos, 31 días para nosotros, casi en exclusiva. Y puedo decir que
hace muchos años que no disfruto de esto. De un mes dedicado a mí y a los míos.
Y creo que ha sido en el momento justo, un descanso que me merecía antes de
abrir nuevas puertas y cerrar algunas ventanas (aunque el refrán sea
diferente).
Así que, por todo lo que
conlleva…
Welcome September!
Comentarios
Publicar un comentario