Hay quien ha conseguido hacer un Diario de Confinamiento. Yo, lo confieso, no. Ni publicado ni sin publicar. No me ha dado. Y es que los días, meses que han pasado y hemos pasado, cada uno los ha llevado de una forma. Yo os cuento la mía. Y quién me ha acompañado. Sí, porque realmente no me he sentido sola. Y os digo quién, o más bien, quiénes, han tenido la culpa. He pensado mucho, he recapacitado, he escrito cartas y he llorado. Todo esto, de la mano de Borja Vilaseca. Pero he disfrutado mucho y sobre todo, creo que me han cambiado sus vídeos, sus directos de Instagram, sus libros y sus cursos. Porque he aquí una que ha aprovechado mucho el tiempo de soledad. Pero no solo aprendiendo de mi misma. He aprendido con personas que desde ya son mis referentes. Os digo solo algunos nombres, porque os prometo que todos los días leo unos cuantos mails de cada uno y cada una de ellos. Y os lo digo por si queréis echar un vistazo, buscarlos y os inspiran. Seguro que sí. Mi profe, Veró
En mi casa te encuentras purpurina en la toalla. Sí, me ha pasado hoy cuando me lavaba las manos al volver de la calle. Purpurina dorada. En mi salón, además del mobiliario habitual, también tengo una cabaña. Bueno, realmente no es mía. Es el lugar favorito de mi pequeña. Donde se mete con sus rotus, sus muñecos y se esconde del mundo. ¿Quién no ha tenido un lugar así en su infancia? Mi casa a ratos es un pequeño (o gran) caos. Mientras la pequeña investiga cómo va a decorar su nuevo paquete de slime (no sucumbáis si no queréis moco pegajoso en cada silla del salón, por muchas advertencias que hagáis, o se quita de su altura o nada); el mayor (¿Cuándo ha sido que creciste tan rápido, hijo?) está manteniendo una conversación con sus amigos mientras me dice que es “la última”. ¿Os suena a las mamás de preadolescentes? En mi casa hay libros, música. Y luz. Y colores. Y sueños. Y en esta etapa que hemos pasado y esperemos que se quede en pasado, no puedo más que dar gracias a la vi